Estoy llegando, estoy llegando sin que ninguno de los dos puedan
advertirlo, tal vez no consideren esta aparición estacional, ya que el tiempo
es adverso cuando pretende imponernos su voluntad, pero vengo llegando y
conmigo, llegan las situaciones inesperadas, los torrentes sanguíneos inquietos,
impolutos, la gimnasia de ese puño latiendo en los pechos que no logran
comprender semejante ritmo.
Estarán listos para recibirme o el miedo invadirá sus tímidos
corazones?.
El camino se hizo extenso, ustedes saben lo que es andar la vida mortal
solitariamente, sin dudas que cada paso hace una porción más del camino, ese
devenir insólito y coronado en sus manos que no se conocen, pero se miran con
inocencia.
Traigo una morada nueva donde puedan compartirme, a solas, sin
presencias testimoniales, apenas las ganas de querer concretarme para deleite
de los cuerpos llenos de mágicas intenciones, de numerosas canciones, de
necesarias urgencias de tenerse en forma personal y romper ese ejercicio,
virtual, sesgado por la temerosa intención de morir por mi ausencia.
Me cansé de andar para llegar, por fin, a los dos, bañarlos en el río
místico de la piadosa luz que empieza a encender el fuego apasionado de la
espera desesperante.
De tanto desencontrarlos, temí desencontrarme con ustedes, me miré al
espejo repetidamente, mientras el llanto deshacía la fotografía de las mejillas
acariciándose al unísono, un compás de compleja rítmica, un escenario donde el
diluvio los encuentra abrazados, memorable verdad en virtud del mundo
atravesado por mí.
La musicalidad está presente en las ganas que los contagia, les pido
que tomen sus manos e inicien la creación de ese paisaje ideal, donde los
colores serán pintados en mi nombre y el invierno abrigará sus pieles repletas
de voz.
Indispensable es que el encuentro se corone una noche indispensable
para los dos…
Entonces por fin llego a sus vidas, se funden bajo mi atenta mirada y
los veo flotar, disolverse en la química reinante de sus vidas sumidas en un
letargo que lleva mi huella.
Soy el amor, soy lo que ustedes dos concretan y componen en nombre del
destino que les contó una historia inédita. Fecundado en su lógica contundente
y continua, la asociación, repentina, de dos historias que nacieron para
resucitarse, agradecerse y empezar a conocer el fervor de tenerse una a la
otra.
La noche está desbordada de endorfinas, la habitación se ve decorada
por dos figuras contorneadas por la mano de Dios, que le encomendó a las almas,
la misión de encontrarse hoy, para enseñar que el amor es una dimensión
realizable para aquellos que procuran sincerarse con el universo lleno de
explicaciones trilladas.
Dos compañeros que se miran, asombrados, mientras la resurrección
resulta imprescindible para que se encuentren afirmándose lo que sus latidos le
permiten sentir, ver, palpar.
Puedo creer en ustedes ahora, porque si no creyera en mí, no podrían mencionar
mi nombre al caer la noche.
Soy de pura e increíble fe, rara y cordial sensación de creer en lo
imposible que convive con ustedes, ahora que vine para quedarme en sus
segundos, sus horas, sus tiempos finitos.
Recién llego y maquillo sus rostros inundados de sonrisas recurrentes,
miradas profundas y suspiros que gravitan en una galaxia que los acuna y les
cuenta cuentos antes de verlos dormirse entre pequeñas muertes y eternos
abrazos.
Ustedes dos me vieron llegar y no dudaron en sentir mi presencia en su
interior.
El beso, la caricia y el sentirse enamorado se multiplicaron por
doquier… soy el amor y acá estoy, en cada silencio, en todos los amaneceres y
en la cima de un hijo mío que ustedes crearon, cuando el otoño empezó a
despedirse.
La felicidad se enamoró de los dos y estalla en recuerdos.
Restrospectiva de un par de soñadores que hicieron de un montón de
nada, una fábula digna de ser contada.
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