Sólo empezar estas líneas, sencillas, con un te extraño tenue, con un
dejo de suspiros y trascendentales ocasiones para repetirte, todo el tiempo,
que haber experimentado el sueño con vos, es verosímil y un pulso repentino y
repetitivo.
Salgamos a pasear el mundo, dibujemos un itinerario de ensoñación en
cada segundo que nos toque vivir, pintemos nuestras fantasías, cantemos la
canción de amor.
Brillemos en todo momento, preguntémosle a Dios acerca de nuestro
destino, de nuestra realización, del día en que nos conocimos como dos mitades
que se hicieron el instante universal, cuando la noche se acuesta a dormir en
nuestras camas y nos libera de toda pena, entre voluntades que no comprenden
que estamos, en este mundo, para enamorarnos perdidamente.
Hace una vida entera que vengo masticando tu nombre, mientras lo
escribo junto al mío y lleno tu corazón, herido, de besos sanadores y
ceremonias florecientes.
Fueron los elucubrados momentos de emoción, el rapto de emotivo
encuentro, mientras moría de ganas de abrazarte y vos, alada, descansabas sobre
las olas innumerables y la sal condimentaba tu piel aterciopelada. De la vida,
la música y las pasiones derivan los encuentros de quienes, a menudo, se
desorientaban y no lograban volverse esa indescriptible fenomenología que
agiganta los pasos, decisivos, hacia el amor definitivo.
Yo te supe entender como el camino hacia mi felicidad, vos me supiste
mostrar la felicidad y me enseñaste que amar no es un simple verbo.
Apenas tengo mis dulces y sinceras ganas de poner al sueño a soñar que
sueña…
Todo lo demás sos vos en vida, sumamente vos, toda entera, toda
ambulante y brillando en la oscuridad, mientras fileteo tu cuerpo desnudo, lo
visto de colores vivos que te quedan pintados, te vuelven el amor de mi vida y,
al verte así, te bautizo amor del resto de vida que me queda por vivir.
Éramos dos, éramos parte de un todo compuesto por millones, nos
elegimos entre la mortalidad, nos encontramos en medio de tanto desencuentro,
nada nos dijimos… todo lo empezamos a sentir con frenesí y fue suficiente para
iniciar el viaje perfecto.
Cuando menos espera uno, más pronto sucede y el caos muere en manos de
una sola palabra.
Pasaron las lluvias, los torbellinos, los muros… era la historia de un
solitario acorazado y una pequeña musa que no se animaban a sentir.
Ahora saltamos de júbilo, nos permitimos reír a carcajadas, caminamos
de la mano, nos entristecemos cuando la distancia nos obliga a extrañarnos. A
veces quiero invitarte al fin del mundo, otras creo que es desatinado, a veces
me pregunto si seré tu presente a secas o si el sobrenombre que le pusimos a
este encuentro, tan gratificante, es futuro.
Llovemos al compás del tiempo, jugamos a los enamorados, bebemos café
en las mañanas, parece que todo ha cambiado, parece que no hay más remedio…
prefiero arriesgar siempre, a morir de rodillas y clamando una tregua al tiempo
tirano.
Te invito a seguir soñando, no tengo más que fe en nosotros, por algo
Dios nos ha cruzado y sentir se vuelve hermoso.
Tengo un mundo de sinceridad y una verdad sincera… Soñar no cuesta
tanto, sino que duele al ser un simple sueño y, por eso, te quiero ver dormir
soñando, mientras el tiempo se esconde y nos permite, por un suspiro más,
seguirnos amando, aunque nada nos digamos aún.
Soy toda la historia que no recordás, porque la vivís en cada santiamén
en que cierro mis ojos para evocarte, mientras bailás el ritmo de tu vitalidad
y te dejás ver, inmaculada, en ese retrato que todavía no termino, porque
recién está empezando.
Acá estoy, porque ahora estamos, ahora soy porque somos… y todo es,
porque vos sos y eso alcanza para sentirme un sueño profano, un suspiro en tu
ventana o una resurrección en tu piel, que llevo conmigo ahora, mientras
recuerdo la noche de anoche, cuando empezamos a soñarnos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
GRACIAS POR COMENTAR... TE GANASTE UN PREMIO.