lunes, 21 de julio de 2014

Capítulo 11 “Verte sin ver”



"Me voy al suelo cada vez que te veo
cerca de la ventana mirando el camino.
No es lo que ves, es lo que veo,
el camino vacío parece lleno.
¿A que me abrazo tan fuerte cuando te abrazo?
No digas nada; no me hace falta,
cada cosa en la casa sabe bien lo que pasa.
Me voy al cielo cada vez que te veo
hilvanando el camino para llegar.
¿A que me abrazo tan fuerte cuando te abrazo?"
Gabo Ferro "Me voy al suelo"


Decirle a tu humanidad, entera, que no hay amor mientras la ausencia nos habla al oído. La impronta de tu pecho, perfumando mi pequeña existencia... No habría dolor si no estuvieses acá, porque me duele saber que podrías enamorarte de la lejanía y partir, quedándome un recuerdo en el álbum de fotografías del alma.
Y surgen estas ganas de eternizarme en el remanso de tu cuerpo inmaculado, que me besa la boca y desarma en fragmentos mi espíritu, permitiendo que los sueños se multipliquen por doquier y el amor se expanda por toda la habitación, que inmortaliza un mes vestido de centuria.
Es un sincero domingo y un tentempié cayendo de tu cuerpo, cuyo recorrido se vuelve sinuoso, vidriado, accidentalmente parte del mío... Es decirnos, en silencio, amor aritmético, circular, milimetrado.
Llueve aire de una lluvia lejana, algo, adentro mío, me dice que no tengo que llover por hoy, que ya te elegí infinitas veces e infinitas vidas.
Y enciendo la luz de tu beso en el sillón que nos encuentra retozando de júbilo, viajando hacia el centro de las respiraciones que se levantan del letargo y ayudan a la voz a decir que hoy es un nuevo día de amor.
Sonreír con motivos, un acervo de motivos que se unen, como un universo de moléculas, en vos y el fértil espacio que sos, para que pueda sembrar una historia verdadera, de esas que los abuelos nos contaban para hacernos dormir o las que siguen creando historias para multiplicar mundos que quepan en nuestro mundo.
Algo de cierto hay en lo que no nos dijimos alguna vez y mucho de mentira hay en que no se hace el amor.
Querer morir no es para cobardes que afirman que la muerte es un estado de finalización vital, acá hay un ruido a silencio que estremece y desenvuelve las palabras que ya no querré repetir, porque nacerán de mí para vos, crecerán en nosotros y morirán en tu pecho candente.
A veces, el nunca es el siempre y el siempre expresa multiplicación, cuando el signo se vuelve una preposición adelante... El escenario está vestido para la ocasión y empiezo a curarme en la habitación de tu vientre, estas melancolías que se transforman en duelos perecederos.
Cayendo, juntos, del cielo y resignificando el color gris de las calles, donde dejamos caer la ternura que rebalsa de la unión de nuestras manos al caminarlas.
Y entonces concluye el beso y abro mis ojos que se confunden, te ven y vuelven a cerrarse, volvemos a empezar y el miedo radica en esa triste sensación de perdernos y empieza a tomar forma de perdernos juntos.
Y agosto se asoma y septiembre quedó cautivo en nuestras pequeñas muertes, la dulce espera de desesperarnos al vernos...
Jugar al amor se volvió una coronación previa a la próxima vez que vayamos a mirarnos y sentir que mi vida está vestida de tu piel y de la quietud que reina cuando cierro mis ojos y, al abrirlos, me encuentro abrazado al presente que Dios puso en mis manos.
Y en el horizonte asoma la casa, el patio, las nubes, el ruido, el perfume, los recuerdos, las fotos, el día que nos conocimos y la noche que nos inmortalizamos... La paradoja del desamor que fenece y declama versos trillados.
Y lo que venga hablará de vos, de mí, de nosotros y, cuando la noche empiece a nacer, ese niño que conociste y se hizo hombre en el espejo de tu mirada, le agradecerá a la vida por renacer en tu cielo y amar en tu vida, la que un día lluvioso abrió sus puertas para dejarme morir de amor.

20 comentarios:

  1. Me crucifican y yo debo ser la cruz y los clavos.
    Me tienden la copa y yo debo ser la cicuta.
    Me engañan y yo debo ser la mentira.
    Me incendian y yo debo ser el infierno.
    Debo alabar y agradecer cada instante del tiempo.
    Mi alimento es todas las cosas.
    El peso preciso del universo, la humillación, el júbilo.
    Debo justificar lo que me hiere.
    No importa mi ventura o mi desventura...

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    Respuestas
    1. Bellísimo y desgarrador... pero por qué?

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    2. Prometiste un premio por comentar.Y además a mí también me parece bellísimo.

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    3. Qué te parece bellísimo? Tendrás tu premio entonces! =)

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    4. Seguir leyéndote es el premio =)

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    5. Gracias por el halago! Es el premio elegido?

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    6. Disfrutalo entonces y gracias por leerme... Anónimo?

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    7. Anónima...Mis mejores deseos, siempre.Adieu.

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  2. "Como las olas del mar que nunca dejan de venir"...

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