lunes, 15 de junio de 2015

Capítulo 29 "Anuario"

Parece poco y es mucho, es apenas el inicio de un estado que deseo que dure un milenio, un siglo o lo que dura el registro de tu boca en mi boca.
Me encontraste cuando el tiempo se agotaba en mi reloj y la coraza tomaba forma de vida, fue un abrazo sin disimulo, fue un desencuentro atemporal y un ramillete de canciones que armaban el rompecabezas del amor con dos piezas que éramos vos y yo.
Te miré con el asombro que los mortales contemplan los milagros, te inventé juntando moléculas de recuerdos y suplicando un segundo más de vida a Dios para poder seguir eligiendo encontrarte.
Te abracé con fervor, con la locura que abrazan los que aman, con las ganas de dejar que vinieras a pintar colores en mi marchito corazón.
Nos dijimos tanto que nos quedamos en silencio, dejando al azar que irrumpiera y así fue que todo empezó.
Noche de mayo... no había mundo exterior en Bulnes y Guardia Vieja, habían pasado mis ganas de envolverme con vos escuchando "Alada" u "Hondo II", el mundo eran dos miradas que se regalaban el todo al compás de un latir incesante y escribían en hojas sepiadas, la historia del amor. Quedó pendiente la coronación, la ansiedad y las manos jugando a esconderse en las manos.
Y nos tocó brindarnos enteros, encontrarnos y reencontrarnos... a menudo los planetas se alinean sin que podamos advertirlo y todo transcurre sin que el tiempo se oponga.
Noche de lluvia... te esperaba en una esquina que padeció una vendaval, ya te extrañaba sin disimularlo y los eternos minutos se fumaban un cigarrillo tras otro. Llegaste vestida de vos, me quedé, por unos segundos, intentando comprender lo que pasaba y no oculté mis ganas de hacerte vibrar mientras te levantaba y dejaba tus piecitos suspendidos en el aire.
Cenamos, inmortalizamos la noche y, en un rapto de enamoramiento, dejé una huella en vos que encendió una estación colmada de candidez... ya no pensaba soltarme.
Fue la primera de mil noches, el primero de miles de momentos, el que no se olvida, el que se mantiene vigente, el que tuerce el rumbo del universo que, a veces, nos separa.
Vimos a Pez, te sentí mía porque empecé a sentirme tuyo entero, el tiempo nos encontró remoloneando una mañana de domingo y así todo fue haciéndose lo que terminó siendo.
Te descubrí desnuda con una luz de luna que adornaba tu piel sedosa en un cuarto lleno de nosotros, me enamoré completamente de ese momento en el que te conocí y todo se volvió vos y mi nombre fundido al tuyo.
Me tocó entrar en tu vida, sincerarme y tener miedos, contenerte cuando tu amado Huracán sufría y te hacía sufrir, vivir un mundial de fútbol, pedirte que seas mi novia, regalarte el anillo de mi madre, sentir que te perdía y llorarte como lloran los hombres que aman, ver a Flopa, Manza y Minimal y escuchar "Compañera", conocer tus mañas y enseñarte las mías, irnos a Córdoba, entrar en tu mundo y abrirte el mío, regalarte esas botitas que tanto querías, un libro de Saramago, un lavarropas, una barra enorme de chocolate y todo mi amor, mudarnos juntos y seguir escribiendo nuestro cuento, comprar plantas para el balcón y criar a Pocha y Papuchito, festejar tu cumpleaños y una navidad en el mar y adoptar a Ciruelo, volver y seguir sintiendo que éramos el uno para el otro.
Hoy es otra la morada, pero es más intenso el sentimiento. Tenemos una casa refaccionada con esfuerzo y ternura, tenemos tres gatos, un perro y mil sueños por cumplir.
Y el te quiero dejó de alcanzarme, ya no estaba más solo y entendí de que se trataba el amor... permanecer junto a vos y transformarlo en verbo amar.
Por todo esto es que le pido a Dios que me alcancen las palabras, los hechos, el tiempo y la respiración, el mundo, las historias, las mañanas y las noches para seguir eligiendo que seas mi mujer.
Es el primero de muchos años, es la primera de muchas vidas, es el principio de un amor infinito... somos nosotros dos.
Amarte es poco, amarte es todo, amar es un verbo llamado Camila.

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