miércoles, 16 de septiembre de 2015

Capítulo 30 "Frío"

Invierno que implora morir, como mueren los ciclos antes de volver a iniciarse... Buenos Aires me dejó sellado un beso en la boca y cada esquina fue una amante despechada.
Sufro el amanecer, me dejo escuchar por el silencio que vaticina frío por el resto de mis días, mientras tu vida es un carnaval y las noches agregan una cuota de azar.
Escribo porque te escribo y de eso se trata, últimamente, vivir para no parecerme al invierno que se despide entre los paisajes que limpian el aire que respiro.
Tenemos urgencias siempre, siempre cada segundo es nunca porque dura eso... nace, vive y muere ahí, en el santiamén de los recuerdos que pasan a la velocidad de la luz por nuestros rincones. Son esas canciones, las que resuenan una y otra vez en cada abrir y cerrar de ojos, son esos acordes que no sé tocar, porque apenas si tengo talento para enamorarme y aprender a amar un gesto, un instante o una reconciliación.
Es más fácil jugar a dejarse caer que a caer por peso propio, con el bagaje del tiempo apremiando y volviendo pesados los hombros y el andar.
Y éramos toda la historia en pocos días, la definición precisa de lo que es ser un cronopio, una onomatopeya o ese chasquido de dedos que representa lo que pasó, pasa y pasará.
Voy camino a ser un camino nuevo, lejos de los ruidos, la tristeza y el perdón... no tengo cuentas pendientes, sino apenas una deuda conmigo que no pienso pagar.
No te manches con mi suerte y dejate llevar por lo que te toque cuando empieces a entender que los momentos se acumulan y se guardan donde uno quiera hacerlo, no hay fondo sin altura, depende de como veas el mundo, los árboles pueden ser un trampolín para abrazar al cielo o dejarle una carta a esos seres que ya no están y extrañamos mucho.
Allá arriba hay una multitud de buenos deseos que fuimos dejando acumularse hasta que perdimos la inocencia y nos dejamos invadir por lo ocasional.
Viene pasando de largo el invierno y el frío se extinguió hace, exactamente, un año y tres meses, cuando decidimos equilibrar las estaciones con nuestros cuerpos fundidos y convertidos en conceptos que representan el amor en su máxima pureza.
Dónde estamos? Poco importa, mientras estemos los dos y sigamos sendo uno, tal vez estuve equivocado cuando creí que no era posible, los hechos te dieron la razón, no sos una novedad sino te dejás ver con claridad, la misma que te permitió enseñarme la luz que tapamos con oscuridad los que lloramos para adentro.
No me alcanzan los gracias para tapar a ese niño que extraña a su madre, no me alcanzan los besos para callar a ese niño que te venera tanto como a su madre, no me alcanza la vergüenza para sonrojarme como un niño, cada vez que pronuncio tu nombre y recuerdo haberte elegido para siempre, no me alcanzan los dialectos para que ese niño exprese todo el amor que lo acobija desde que lo abrazaste... porque nada alcanza más que este momento, en el que pensar en vos es todo para dejar de pensar en cosas que pasaron y pensar en lo que vendrá hasta dibujarme una carcajada en el alma.
Que será mañana? Quizá un día más que es diferente a todos los días, puede hacer calor, puede llover o resucitar el otoño... poco importa.
Todos los días son nuestros, todo el tiempo también y nosotros somos nuestros y es todo lo que hace a estas líneas.