viernes, 11 de diciembre de 2015

Capítulo 32 "Decirte"

No quedarme esperando a decirte que es urgente decirte, aunque sea brevemente y en pocas líneas, todo lo que provocás en mí, cuando un nuevo sol nos cuenta que es otro día en nuestros días felices. 
Una casa en el aire, un rincón donde morar, un vestigio de esas noches en que las promesas vinieron a quedarse. Lo que no quiero que deje de faltar en mi lenguaje, lo que pretendo pronunciar aunque me quede mudo, el infinito hecho una dimensión nuestra, la dimensión del porvenir, del sendero que acontece y toma vida con cada paso que damos.
La luz de cada esquina, el amarillo de los recuerdos, el ruido rompiendo silencios, el llanto latente y el cuerpo a punto de estallar, desierto alrededor, oportunas posibilidades de trascender algo más que este mundo que se ha quedado quieto muy pronto.
Gente entre la gente, un momento por esperar, esta voz que no puede hablar, que prefiere gritar sin ser escuchada, que afronta la quietud de una inmensidad que le escatima la posibilidad de permanecer en el paisaje. No tengas miedo, vos mía que te hacés mi voz y hablás mientras cierro los ojos y te pregunto si querés vestirte de tiempo en mi calendario.
Todo es un motivo más para pensar que siempre hay un día diferente si me dejás regalártelo.
Yo sigo siendo una autorreferencia que se muere por morir de amor y cuando se hace de noche abre los ojos para soñarte despierto.
Ir adonde sea para encontrar lo imposible, buscar en el fondo de las cosas todo lo que nos mantenga con vida, lejos de la muerte apremiante y del tumulto de multitudes que no saben sentir.
Ir para ir al lugar que nos toque ir. 
Recordar que es largo el camino y corto el reloj, que la realidad tiene dos caras y que los misterios son signos de pregunta en un laberinto donde escribiremos nuestra libertad con un abrazo interminable.
Y no olvidar que el resto de los días son para nosotros y quiero pasarlos junto a vos para decirte, todo el tiempo y a los ojos, que te elijo una vez más.

martes, 1 de diciembre de 2015

Capítulo 31 "El haz de luz"

Es esa suerte de suerte que pulula por los rincones que no solemos habitar, son recuerdos que se desprenden de un día menos en este lugar que desconocemos.
En las noches la almohada es una feroz enemiga que avista sueños en un lugar donde no serían posibles, todo es un torbellino que impulsa nuevas tristezas que, luego, se vuelven canciones que nos negamos a escuchar. Un periplo de súplicas, que visitan a Dios y le hacer creer que creemos en todo lo que se nos presente en el camino, desde los valses que no hemos de bailar hasta las penas que hemos de ahogar cuando la voz deje de hablar y el silencio sea una compañía fiel y eterna.
Desde la oscuridad y el haz de luz que nos regala un cielo nublado, expulso líneas inútiles que conjuran al porvenir a que llegue de una vez y todo vuelva a ser esa vida cotidiana con los que queremos de verdad.
La pelea del día a día, la ferocidad cruel de lo inesperado, lo estoico de tu llanto que te brinda fuerzas para seguir. Estamos vivos al fin y es todo lo que importa, podemos ser felices regalándole nuestra felicidad a los que la necesiten.
Tengo la muy mala costumbre de querer demasiado rápido, cuando me siento feliz y contenido... las puertas de tu mundo me conectaron con gente hermosa que es difícil de olvidar.
Hoy nos toca prenderle velas a los santos porque nos duele lo que le duele a los nuestros y, aunque no te lo confieso, yo también tuve miedo.
No fue un momento más, se trató de un enigma, de una encrucijada en la que jugaste como lo hacen los valientes. Pensaste en todo el mundo cuando en ese segundo fatal, la quimera de la vida te asustó y mi humanidad no alcanzaba para resucitarte del letargo y la angustia.
Te extrañé en los días en que el frío golpeaba mi piel y tu alma, la incertidumbre era general y el temor un verdugo en aquellos días en que la vida se hamacaba en el precipicio. Fueron horas en que nada era consuelo, nadie era posible y todo era desconcierto.
Un pedazo de la historia transcurrió allá, el otro se escribió acá y nos encontró sin vacilaciones, con el ímpetu intacto y las manos con ganas de aferrarse fuerte.
Postales de un espejo que refleja una historia atravesada por el encuentro de los reencuentros, casi una fantasía hecha de fe y amor, de tiempo y locura, de ensueño y canciones.
Hoy, casi sin imaginarlo, seguimos contándole al resto que estamos situados en el presente y caminando. Allá a lo lejos, un resplandor aguarda, quedan olas por montar, calles por andar, abrazos por dar, palabras por decir y besos por besar... todo es una gran verdad en un universo hecho de mentiras y la verdad es que no hay nada más verdadero que ser nosotros.
En el horizonte del porvenir, todo lo que está por venir y un último deseo... que estés ahí para contemplarlo.