martes, 20 de diciembre de 2016

Capítulo 40 "Al partir"

El tiempo se tiñó de colores casi inesperadamente, se colmó de gracia y nos premió con la espera, que nos dio una bienvenida acorde a lo que estábamos aguardando y que significó algo más que un simple paso. Tuvimos en nuestras manos todos los verbos, los tiempos y los modos, casi un lugar entero donde acostarnos a contemplar el mundo sin temor a sufrir esa repentinas embestidas temporales. No fue igual la ciudad después de vos, tampoco las veredas y las esquinas, en cada lugar donde estuvimos quedó la marca del periplo que iniciamos y el fuego del amor encendido con la intensidad de esos abrazos que exprimen los cuerpos radiantes de júbilo.
Alguna vez soñé, repetidamente con esto, otras con viajar con vos y escuchar un disco de Pez que hable de nosotros, ahora sueño con que nos quedemos acá, jugando a inventar y reinventar el romance de los que sienten con el alma.
Y quizás venga el tiempo de ser la unidad central de todo lo que convierte en resurrección, lo que escribió un pasado de desencuentros y casualidades, tal vez cerrar los ojos sea el punto de encuentro, para comenzar a soñar el sueño de llegar mucho más allá de este horizonte que vemos tomados de la mano.
Llegó el momento de volver y estoy seguro que arrojaré un beso desnudo al aire para encontrarte, porque siempre es importante reencontrarme con vos y revivir al ritmo de los suspiros que alteran los latidos y encienden la atemporalidad, hasta que nos olvidamos que somos parte de un mundo, porque siempre terminamos de recrear un nuevo mundo.
Y afortunados, tal vez, nos sintamos cuando dejemos de ser una asíntota para volvernos un plano que redefina la geometría del amor simétrico, fueron temporadas de sueños enteros sin concretarse y es ahora, el momento de dejar atrás  la timidez y fundir los cuerpos en comunión etérea para dar el paso, decisivo, de los que se aman sin condiciones.
Enamorarse es una misión y este beso que dejé al partir, se quedó a buscarte en cada esquina, en casa segundo y en el calendario que pende de tu ventana.
Ahora nos toca compartir un día a día que conjugamos cada vez que el alba asoma y pronunciamos, en silencio, nuestros nombres con la misma intensidad que los apretamos contra el pecho cuando jugamos a que el amor nos sorprende en medio del azul que se esconde allá donde el horizonte nos invita a seguir soñando.
Y voy a viajar alrededor del mundo todos los días de mi vida, si al final de la noche el tiempo me regala un segundo más en tus ojos encendidos en la habitación a oscuras, mientras me baño con tu piel y liberamos el azar al aire bajo una constelación de imaginarias fotografías que adornan una velada inolvidable. Entonces recojo ese beso que solté y lo multiplico, arrojo todo sobre vos y empiezo a envolver tu cuerpo en breves sonetos que no dicen nada pero dicen todo de vos.
Estpa naciendo un nuevo día y la desnudez es una postal en una cama que hace de hoja donde nuestras voces escriben epístolas al futuro que está ahí, expectante, aguardando por la llegada de ese beso que dejé volar al partir.
Es la sencillez de una lluvia que nos moja, la ternura de un paseo por Buenos Aires infinita o un abrazo en alguna esquina eseprando que el tiempo se detenga.
Kilómetros o años luz, no importa la unidad... Vinimos para quedarnos.

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